ESTUDIOS DE LA BIBLIA PARA

GRUPOS PEQUEÑOS

EL PECADO - Tercera Parte


Texto: Juan 8:34

Jesús les respondió: —De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado,  esclavo es del pecado.

Pero la Biblia no solo nos habla de las características del pecado, sino de:  

 

  1. El remedio del pecado...  

 

Dios proveyó un medio de salvación.  

 

¿Dónde lo halló? 

 

  1. EN LA PERSONA DE SU HIJO JESUCRISTO. «Jehová quiso quebrantarlo» 

 

“Jehová cargó en Él la iniquidad de todos nosotros”  (Isaías 53:6).

“Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). 

 

El pecado humano tenía que ser castigado y pagado con la muerte. No podía existir remisión de pecado, a menos que alguien justo y bueno derramara su sangre por los transgresores.  

 

Esto pudo ser posible… 

 

  1. EN LA SANGRE DEL HIJO DE DIOS  

 

“La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). La vida en la sangre está.  

 

Dios da la vida eterna a aquellos que se arrepienten y ponen su fe en Jesucristo. Por eso la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y nos da vida.  

Ahora bien, de nada nos vale conocer la medicina y no tomarla o saber el remedio para nuestro mal y no aplicarlo a nosotros.  

 

Muchos conocen de Jesucristo, saben que Él existió y predicó el evangelio de salvación, pero no hacen nada por creer en Él y seguir sus enseñanzas, algunos hasta le llaman Señor, pero no le obedecen.  

 

A estos, el Señor les dice: ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que yo digo?” 

 

Por eso, la Biblia nos habla no solo del remedio, sino de: 

 

  1. La aplicación del remedio  

 

Cristo es el remedio. El  remedio está a la mano de todos. 

 

Juan nos lo presentó: “¡Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan1:29). 

“Mirad a MÍ, y sed salvos, todos los términos de la tierra…” (Isaías 45:22).

 

Es como si Dios estuviera diciéndonos en Cristo, el Dios que se hizo hombre:

 

  • Mirad a Mí, el crucificado. 

  • Mirad a Mí, que ofrezco perdón desde la cruz.  

  • Mirad a Mí, escupido, abofeteado y herido con largas espinas en mi cabeza.

  • Mirad a Mí, atravesado con lanza en mi costado.  

  • Mirad a Mí, perforado por herrumbrosos clavos en mis manos y mis pies.  

  • Mirad a Mí, desnudado y mofado por las gentes.  

  • Mirad a Mí, que di la vida por el blasfemo, el injuriador, el ladrón, el maldiciente, el adúltero, el homosexual, el calumniador, el injusto y homicida.  

 

 

Cristo es el remedio de todo aquel que se arrepiente de sus pecados y se vuelve a Dios.  

 

Porque Él no solo murió por los pecadores, sino que también resucitó por ellos para darles vida eterna.  

 

Juan 11:25-26 

 

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” 

 

1 Timoteo 1:15 

 

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 

 

Por lo tanto,   

 

  1. “VENID luego... y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). 

 

  1. “CREE en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). “De todo aquello... es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:39). 

 

Conclusión  

 

Vale la pena abandonar el pecado si la promesa es de libertad, paz y vida eterna. Vale la pena someternos bajo el señorío de Cristo Jesús porque Él vendrá por segunda vez como juez a juzgar a vivos y muertos,  ¿y qué será de ti y de mí si teniendo el remedio de salvación a la mano, lo despreciamos y rechazamos por gozar del deleite del pecado, que nos lleva al mismo infierno y nos roba en la vida presente la paz y el gozo que únicamente vienen de Dios.  

 

Ven, escapa del mundo y entrégate a Dios y tendrás vida.  

 

Si estás en el camino y todavía estás indeciso, no hagas caso de las sirenas encantadoras del mundo que cantan para hacerte desistir de Dios y destruirte.  

 

Pon tu mano en el arado y no mires atrás porque el que mira atrás no es apto para el reino de Dios.   

 

Hebreos 10:39 

“Pero nosotros nosomosdelosqueretroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” 

 

Prosigue, hermano, la meta y la soberana vocación, pelea la buena batalla de la fe y no te rindas al pecado, no te conformes al pecado porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús.  

 

1 Timoteo 6:12 

 

“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” 

 

1 Corintios 9:24-27 

 

24  ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 

 

(¿Cómo estás corriendo la carrera cristiana?) 

 

25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 

 

Pon en perspectiva tus esfuerzos presentes con la corona incorruptible, mi hermano, y siempre tendrás fuerzas para seguir luchando contra el pecado. 

 

Sigue diciendo Pablo: 

 

26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,  27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 

 

El Señor te dé entendimiento y te dé sabiduría para no rendirte al pecado y digas siempre como Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.



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